La Presencia de Dios No Reconocida.

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  Serie Últimos Días.


William Branham.

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La Presencia de Dios No Reconocida.

“La Presencia No reconocida”. ¿Qué podía estar pensando esta gente? Dios siempre ha... Siempre ha sido de esa manera cada vez que Él se presenta. Cuando Jesús estuvo aquí la primera vez, Él dijo: “Ustedes edifican los sepulcros de los profetas y adornan los monumentos de los justos y los ponen en ellos”. ¿Ve? Algo sucede y es pasado por alto. Dios lo esconde de los ojos de los sabios y de los entendidos y lo revela a los niños los cuales aprenderán. Jesús dio gracias a Dios por hacerlo así. Sucede delante de la gente y ellos no se dan cuenta.

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Ahora, en los días de los profetas, ¿qué sucedió? Ellos hicieron la misma cosa. No les reconocieron hasta después que ellos habían venido, finalizado su ministerio, sacado a los elegidos y después que ellos habían partido, entonces reconocieron que había habido profeta entre ellos. Cuando Jesús vino a la tierra quien estaba dentro de Él era el Padre, Dios. “Yo y Mi Padre uno somos. Mi Padre mora en Mí. No soy Yo quien hace las obras, sino Mi Padre. Y si Yo no hago las obras de Mi Padre, entonces no me creáis”.

Ahora, si ustedes observan, cuando Él vino casi un noventa por ciento del mundo jamás conoció que Él estaba sobre la tierra en ese tiempo, no obstante ser el Salvador del mundo. Y entonces, ellos nunca reconocieron Quién era Él, incluyendo la iglesia o casi nadie, sino hasta después que lo hubieron crucificado, sepultado y se levantara al tercer día; antes ellos, jamás conocieron Quién era Él.

Eso viene y se va y la gente no lo reconoce hasta que ya ha pasado porque nunca concuerda con su teología y nunca se ajusta al programa de ese día. Fíjense de qué se trata; ellos siempre están viviendo en el resplandor de otra edad. La razón por la que ellos no aceptaron a Jesús fue porque ellos estaban viviendo en el resplandor de la ley. Y cuando Jesús vino, no fue contrario a la ley, sino que Él vino a cumplir la ley; pues bien, ellos no pudieron recibirlo porque Su Mensaje no fue exactamente de la manera que ellos lo tenían concebido y en aquel entonces eso era llamado tradiciones. Él no vino de acuerdo a sus tradiciones. Él no guardaba las tradiciones de ellos. Y Él ciertamente se opuso a ellas y las hizo trizas e hizo cosas contrarias a ellas, de manera que ellos pensaban que Él estaba acabando con las iglesias. Y ellos no podían recibirlo a causa de Su Mensaje. Y todos nosotros sabemos hoy que Él vino exactamente en línea con las profecías de Dios, pero ellos no lo entendieron en ese entonces. Y eso pudiera pasar de nuevo y nosotros no lo sabríamos. Yo pienso que si Él realmente apareciera esta noche, eso sería tan contrario a lo que hemos imaginado en nuestros gráficos, nuestras escuelas y cosas. Habría muy pocos que reconocerían lo que estaría sucediendo. Él dijo que así sería como Él vendría.

Ahora, Jesús había sido tan Escrituralmente identificado por las Escrituras y los escribas y fariseos de ese día no pudieron reconocerlo. ¿Por qué ellos no lo hicieron? Porque ellos se lo habían imaginado de alguna otra manera. Allí fue donde Jesús les dijo: “Escudriñad las Escrituras porque en Ellas creéis que tenéis la Vida Eterna y Ellas son las que dan testimonio de Mí”. ¿Lo ven? Ahora, Él vino exactamente de acuerdo a las Escrituras. Pero ellos se habían imaginado quizás que si el Mesías venía, probablemente Él haría lo que Moisés hizo o lo que Noé hizo, construirles un arca o algo así. Pero Él vino de la manera que lo hizo y que ellos ni habían imaginado; ellos no habían sido correctamente enseñados por esa mezcla de Escrituras con tradiciones, así que la gente estaba tan confundida que no sabían lo que estaba sucediendo. Me pregunto si eso pudiera estar pasando hoy. Me pregunto si pudiera ser diferente de lo que nuestras tradiciones nos han enseñado. Y eso podría venir y algo estar sucediendo y nosotros nunca lo sabríamos hasta que ya haya pasado y entonces habrá terminado. Eso es exactamente de la manera que vendrá.

¿Saben ustedes que cuando Juan el Bautista vino a la escena ya eso había sido profetizado en el Libro de Isaías casi ochocientos años antes? Isaías profetizó antes de la venida de Cristo. ¿Sabía usted que Juan vino exactamente de la manera que Isaías dijo que vendría? ¿Qué él vino exactamente de la manera que Malaquías dijo que vendría y ni aún los apóstoles lo reconocieron? Un día en Mateo capítulo 11, Juan ya estaba en prisión y algunos de sus discípulos fueron a preguntarle a Jesús si Él era aquel que habría de venir o debían esperar a otro. Ahora observen, Jesús no les dio un manual de conducta de cómo él debía comportarse en la cárcel o de cómo manejar su carácter. Él les dijo: “Quédense por allí y observen lo que sucede y vayan y hagan saber a Juan las cosas que oís y veis”. Esa era la evidencia de que Él era esa Palabra.

Y ahora recuerden, la Palabra siempre viene al profeta. Todos nosotros sabemos eso. Dios no hace nada sin que antes se lo muestre a Sus profetas. Esa es la razón por la que el Libro de la Revelación de Jesucristo es la total Plenitud de Cristo justo allí delante de nosotros. Ahora, Él tendrá que enviar a alguien para confirmar ese Libro, para que lo revele, abra los Sellos y así sucesivamente. Pero en cuanto a cualquier revelación adicional de Cristo, ya ha sido dada aquí. Él es la Plenitud de la Revelación. Ahora noten, eso nunca falla, la Palabra siempre viene al profeta.

Observen a Juan el profeta parado en el agua profetizando que el Mesías estaba justo en ese momento entre ellos. Él decía: “Hay Uno entre ustedes ahora mismo que ustedes no conocen, Él los bautizará con Espíritu Santo y Fuego”. Ahora, recuerden, Él estaba entre ellos, la Biblia así lo dice y ellos no lo reconocieron. Un día cuando Jesús venía hacia Juan, éste lo reconoció y dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Ahora observen, antes de que Él fuera reconocido por algún otro, Él vino al profeta. Él era la Palabra y Juan era un profeta.

Yo recuerdo que mi antiguo maestro bautista me decía: “¿Sabes lo que pasó? Jesús bautizó a Juan”.
Yo le dije: “Yo no creo de esa manera”.
Él dijo: “Seguro. Juan nunca había sido bautizado; él vino predicando, bautizando y nadie era digno de bautizarlo a él. Así que Jesús lo bautizó”.
Yo dije: “Yo no sé”. Y un día mientras yo estudiaba, el Espíritu Santo lo reveló de esta manera. ¿Se fija? Observe, Él entró al agua y Juan dijo: “¿Por qué vienes Tú a mí? Yo necesito ser bautizado por Ti”.
Jesús dijo: “Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia”.
Y Juan siendo un profeta conocía la Palabra: el Sacrificio que era Él, debía ser lavado antes de ser presentado; entonces Él fue bautizado, Juan lo bautizó porque: “Así nos conviene cumplir toda justicia”.
La Palabra vino al profeta en el agua.

Y entonces cuando Él fue bautizado, todavía la gente... Y el Espíritu Santo descendió y nadie lo vio. Juan lo vio. El Ángel del Señor pudiera estar aquí mismo esta noche y tal vez una sola persona lo vea y nadie más. Esa Luz, esa Estrella que pasó por encima de todo observatorio donde los sabios observaban; ningún observatorio sabía algo acerca de eso; ningún otro la vio en lo absoluto excepto aquellos magos, porque el verla era para ellos. Ellos la vieron. Eso fue real para ellos.

Cuando la Luz, la Columna de Fuego impactó a Pablo en el camino a Damasco, él reconoció que estaba en la Presencia de Dios. Ahora, ese hebreo nunca hubiera llamado “Señor” a ningún otro espíritu, excepto a Ese que él conocía que era la Columna de Fuego que guió a su pueblo a través del desierto.
Él dijo: “Señor, ¿Quién eres Tú?”.
“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Él dijo: “Yo soy Jesús”.

Jesús dijo: “Yo vine de Dios y regreso a Dios”. Él era ese Fuego que estaba en la zarza ardiente que guió a Moisés a través del desierto y Él regresó a Eso.
Y ahora aquí estaba Saulo en el camino a Damasco donde había sido derribado. Y ninguno de los hombres que estaban con él vieron la Columna de Fuego. Y eso fue tan real para Pablo al punto de quedar ciego y él tuvo que ser guiado hasta la calle que se llama Derecha en Damasco. Él estaba ciego. Allá el profeta Ananías tuvo una visión y él fue y puso las manos sobre Pablo quien recibió el Espíritu Santo, las escamas cayeron de sus ojos y pudo ver de nuevo. Eso había sido tan real para él que había quedado ciego y a pesar de eso, ninguno de los otros reconocieron que Eso estaba allí, no pudieron verlo.
Así es esta noche. Hay alguien sentado allá que puede traer a Dios a la escena, cuando otros nada saben al respecto. Fíjese, reconociendo a Dios.

Y cuando Jesús estaba aquí sobre la tierra y había llevado a cabo plenamente la señal que la Biblia dijo que Él haría, sin embargo ellos no lo reconocieron porque no era conforme a sus tradiciones. Porque en esa edad Él no iba a venir y hacer lo que Moisés hizo. Él vendría y nacería de una virgen. Y de acuerdo a Deuteronomio 18:15, Él sería un Profeta. Y Él hizo exactamente esas obras y señales. Los judíos siempre buscaban señales. Ellos no fueron enseñados a depender de discursos intelectuales como hacían los griegos; los judíos conocían algo mejor que eso. No eran los discursos intelectuales, sino sobre las señales. “Muéstranos una señal”.

Esta gente decía: “Rabí (o Maestro), muéstranos una señal”. Ellos querían saber. Y Él ya les había mostrado la señal y ellos querían una señal diferente, pero Él solamente podía hacer la señal de esa edad. De esa manera Él lo hace hoy; ese derramamiento del Espíritu Santo es la señal de Su aparición igualmente en esta edad como Él lo prometió. Ellos querían una señal y Él les había dado la señal Escritural, pero ellos querían una señal diferente.

Allí es donde tanta gente hoy será confundida. Usted sabe, el rapto podría suceder y sólo piense en lo triste de eso. Permítanme regresar donde Juan envió a sus discípulos a ver si Jesús era el Mesías o no. En esa hora Él estaba haciendo muchas cosas. Cuando los discípulos regresaron a contarle a Juan lo que ellos habían visto, Jesús les dijo a los que estaban allí: “¿Qué salisteis a ver en el desierto?” ¿Qué salisteis a ver cuando Juan estaba predicando? “¿Un hombre cubierto de delicados vestidos? He aquí los que traen vestidos delicados en las casas de los reyes están”. Ellos dan sepultura a los muertos, besan a los niños, celebran matrimonios y lo demás. Ellos no conocen el manejo de una espada de dos filos.

¿Qué salieron a ver? ¿Una caña que es meneada por el viento?
alguien a quien cierto grupo le ofrece algo de dinero y él se dejará llevar por éste en vez de responder al llamamiento del Señor? Ese no era Juan. ¿Alguien al que se podía hacer cambiar de opinión diciéndole: “Nosotros te daremos más si niegas esto y aceptas esto?” Ese no era Juan. Él dijo: “Mas, ¿qué salisteis a ver entonces? ¿Un profeta? También os digo y más que profeta. Y si queréis recibirlo, él es aquel de quien el profeta dijo: He aquí, Yo envío Mi mensajero delante de Tu faz, que aparejará Tu camino delante de Ti”.
Y fue en Malaquías capítulo 3 donde Él lo hizo.

Un día sus discípulos le preguntaron diciendo: “¿Por qué las Escrituras dicen que Elías vendrá primero?”.
Jesús le dijo: “Él ya vino y no lo conocieron”, y entonces ellos entendieron que ese era Juan el Bautista. Aún esos apóstoles elegidos no pudieron conocer quién era él. Ese fue el Elías.
Ahora miren. Ustedes saben que la venida del Señor será secreta. Él dijo: “Habrá dos en una cama y Yo tomaré uno y dejaré al otro (eso será donde sea de noche), dos en un campo, Yo tomaré a uno y dejaré al otro”.
Ustedes saben que hay muchas personas que desaparecen todos los días de la faz de la tierra de las que nadie da explicación. Uno de estos días puede ser que la gente diga: “Bien, ¿quiere usted decir que esta cosa que está sobre nosotros es la tribulación? Yo pensaba que la Iglesia se iría antes de la tribulación”.
Ellos no se dan cuenta, ni entienden que el rapto podría suceder y ellos no sabrían nada al respecto. Esa es la salida secreta de la Iglesia.

Y piense, la gente continuará predicando, diciendo que ellos creen que son salvos, sumándose a la iglesia, construyendo iglesias y seguirán adelante exactamente igual que hicieron aquellos en los días de Noé y los demás, sin saberlo; y el rapto habrá pasado y: “Ya eso sucedió y ustedes no lo supieron”.
Hay cientos de personas que desaparecen de la tierra y la gente no sabe nada acerca de donde ellas se fueron; no pueden explicarlo; algunos se van a alguna parte y nunca más se tienen noticias de ellos. Y así podría ser el rapto.

Les digo amigos, el sólo hecho de que seamos miembros de la iglesia o algo por el estilo, no nos ayudará mucho. Usted mejor cíñase esa armadura. Usted mejor tome toda esa Palabra de Dios y afiérrese a Ella y apártese de toda esta manera de actuar al estilo Hollywood y sus alrededores. Eso ha penetrado a la iglesia y es una vergüenza. Pero Hollywood brilla, produce una luz brillante y la iglesia hoy está tratando de compararse con Hollywood.

Cristo no está en Hollywood. Cristo está en el individuo. Hollywood brilla, mientras que el Evangelio resplandece con humildad. Dios no está en esos grandes y fastuosos lugares y todas estas cosas que nosotros vemos. Él viene en humildad y pasa entre la gente en forma de mansedumbre y bondad. Y si usted está familiarizado con la Palabra, usted lo verá. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias,” ven.

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Observen el día en el que estamos viviendo, cuál es la promesa para este día. ¿En dónde estamos? Nosotros nos hemos movido hacia adelante. La Columna de Fuego se movía; y los hijos de Israel o se movían con la Columna de Fuego o ellos regresaban a Egipto. Nosotros tenemos que movernos con la Palabra. Y hoy nos hemos vuelto tan perezosos; la iglesia se ha vuelto tan mundana y tan indiferente; sus mentes están tan atontadas por la televisión y se quedan en casa para ver “Yo amo a Lucy” y algunas de esas viejas cosas. Eso muestra dónde están los corazones de la genteesta. Usted puede decirles que estas cosas son incorrectas y ellos piensan que usted está loco. ¿Qué es eso? “Amadores de los deleites más que de Dios”. ¿Ve?

Oh, el más grande deleite que conozco es orar hasta que puedo darme cuenta que estoy en la Presencia de Dios y reconocerlo. Yo pienso que lo emocionante de la iglesia es la Presencia del Espíritu de Dios, ver al Dios que hizo la promesa estar entre nosotros, sentir Su Presencia, entender Su Palabra y verla vindicada. Eso debería proporcionar la fe para hacer que los lisiados caminaran, los ciegos vieran, los sordos oyeran y los mudos hablaran.

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