Jehová-Jireh parte 3.

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  Serie Misterio de Jesucristo.

Abraham tenía que ser probado.


William Branham.

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Jehová-Jireh parte 3.

Miren, fundamentemos a Abraham. Primero, Dios se encontró con Abraham incondicionalmente, el pacto que Él hizo con Abraham. Nada en lo absoluto; Abraham no tenía nada que hacer sino creerle a Dios. El pacto era puramente por gracia e incondicional. No “si tú lo haces”. Dios dijo: “¡Yo ya lo hice!” Y miren, todo hombre....

Recuerden que toda Simiente de Abraham que alguna vez viene a Dios, viene de la misma manera. ¡Nada que Uds. pudieran hacer! Uds. mismos no se pudieran salvar, así como no pudieran tirando de los cordones de sus botas dar un salto por encima de la luna. Uds. mismos no se pueden salvar. Ningún hombre jamás buscó a Dios; es Dios buscando al hombre. “Uds. no me escogieron a Mí”, dijo Jesús: “Yo los escogí a Uds.”.

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Anoche, ¿recuerdan Uds.?, que cuando Abraham... El pacto fue hecho con Abraham y con su Simiente después de él. Miren, hubo una Simiente natural de Abraham, por medio del acto de fe que produjo eso; pero la Simiente real de Abraham era Cristo, la Biblia... el cual era la Simiente real de Abraham. Ahora fíjense. Abraham, antes de la destrucción de fuego en su día, hubo una señal hecha a Abraham, a su grupo elegido. Y esa fue que Dios descendió en la forma de un hombre, volviendo Su espalda hacia la tienda. Y Jesús vino y dijo que sería la misma cosa al final de la edad. Miren, eso fue Abraham.

Entonces su simiente natural, cuando vino el Mesías... Y Simón vino a Jesús, y Él le dijo que su nombre era Simón, y que él era el hijo de Jonás, conociendo el secreto de su corazón. Le dijo a Felipe... o mejor dicho, a Natanael, a quien Felipe llevó: “Yo te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Le dijo a la mujer en el pozo: “Tú haz tenido cinco maridos”; y ella dijo: “Señor, me parece que Tú eres un profeta”. ¿Ven?, al final de la simiente natural de Abraham ellos recibieron esa señal. Y fue predicho por Él mismo, la Simiente real, Cristo, que la Simiente real, al final de sus días, recibirían la misma cosa. Miren, espero que lo captemos.

Lo cambió... Fíjense, Dios cambió el nombre de Abraham. Es mejor que deje eso. Cuando regrese para un avivamiento con más tiempo, entraremos en eso. Él tenía que cambiar el nombre, de su nombre terrenal, a un nombre dado por Dios. Uds. dicen: “¿Qué tiene que ver el nombre de un hombre en todo eso?” ¡Oh, hermano, si tan sólo supiera! Pues, ¡algunos de estos nombres modernos que tenemos! Yo no los quiero nombrar, porque heriría sus sentimientos. Pero Dios tiene nombres que significan cosas, cambia todo el curso. Oh, Uds. dicen: “¡Tonterías!”

¿Qué acerca de Jacob? Antes que él llegara a ser un príncipe delante de Dios, su nombre tenía que ser cambiado de Jacob a Israel. ¿Es correcto eso? Seguro. Pablo; a Saulo se le tenía que cambiar su nombre por Pablo. ¡Oh, cuántos pudiéramos nombrar, y decir que Dios cambió su nombre! Abram a Abraham, Sarai a Sara, cambiándoles el nombre. ¡Oh, hermanos! ¡Qué bendición entrar en una iglesita con un grupo elegido, y empezar a enseñar eso, ver los aleluyas en el corazón, cuando Uds. ven lo que Dios hace!

Miren, anoche estaba explicando sobre “entre líneas” y “confirmándolo”. Quiero poner énfasis otra vez antes de entrar a mi texto. Que Dios cambió a Abraham de ser un hombre anciano, arrugado, él y Sara, de nuevo a ser una pareja joven; cambió sus cuerpos físicos antes que ellos pudieran recibir al hijo prometido. La última señal que ellos recibieron fue la manifestación de Dios en carne, que podía conocer los pensamientos en el corazón de una mujer detrás de Él, en la tienda. Y la siguiente cosa fue que el cuerpo de ellos fue cambiado. Miren, anoche se me estaba haciendo tarde, y podía sentir algunas preguntas con respecto a eso. Quiero hacerlo aún más claro.

Miren, la prueba de eso fue que cuando ambos emprendieron esa larga jornada, ellos absolutamente habían sido cambiados. Y la Biblia dice: “Ambos eran de edad avanzada. Y el cuerpo de Abraham estaba como muerto, y la matriz de Sara estaba muerta”. ¿Es correcto eso? [La congregación dice: “Amén”—Ed.] Sabemos que estaban muertos, pero Dios los cambió. Miren, para probarles a Uds. que Él los cambió, primero, ¿por qué ese rey filisteo (o mejor dicho, no un... sí, creo que era filisteo), se enamoró de Sara, una mujer anciana? Y ella era de hermoso aspecto.

Otra cosa. Cuando Isaac nació, y Sara y Abraham de edad avanzada, listos para morir, luego siguieron viviendo, e Isaac se casó cuando tenía cuarenta años de edad; Sara murió. Y Abraham se casó con una mujer, Cetura, y tuvo cinco... seis hijos, creo que fueron, aparte de las hijas, después de eso; y aquí, hacía sesenta años, ¡él estaba como muerto! C-e-t-u-r-a, Cetura. Él se casó con Cetura cincuenta o sesenta años después de eso, y tuvo seis hijos aparte de sus hijas; y sesenta años antes, él estaba como muerto. ¡Aleluya! ¡Ahí lo tienen! La promesa de Dios es segura. ¡Amén! ¡Oh, yo amo eso!

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¡Eso es! Cuando Uds. tienen la promesa, y saben que es una promesa, ¡quédense con ella! Abraham tenía que ser probado. ¡Quédense con la promesa! Miren, ellos recibieron su última señal. Entonces sus cuerpos fueron cambiados. E inmediatamente el pequeño Isaac apareció en la escena, un niñito encantador judío. Me imagino que después de sus ocho días, él fue circuncidado. Cómo es que esa madre joven de cien años de edad... Cómo es que Abraham, de cien años de edad... o mejor dicho, ella de noventa, y él de cien, cómo ellos han de haber estado alrededor de sus veinte, regocijándose. Ese niñito, ¡cuán dulce era él!

Y Uds. saben, Dios dijo: “Mira, para darle a saber a la gente en los días que viene (la Simiente de Abraham), para darle a saber a tu Simiente que Yo cumplo Mi promesa a cualquier hombre que se aferra a Mi Palabra, Yo voy a darle a él una prueba”.
Cuando el muchachito tenía como unos catorce años, me lo imagino con cabello un poco despeinado y ojitos hermosos. ¡Oh, qué felices eran ese padre y esa madre! Uds. saben cómo Uds. padres son con sus hijos, su único hijo. Entonces Dios le dijo a Abraham... Mire, Él no le dijo a Sara, porque Sara era el vaso más frágil. Y entonces Él dijo: “Abraham, quiero que tomes a este muchachito que te di, por el medio del cual te voy a hacer padre de muchas naciones, y quiero que lo lleves arriba del monte que te voy a mostrar esta noche en una visión, y allí mátalo”. Él iba a destruir la única esperanza que había para que él fuera padre de naciones, para que Dios cumpliera Su Palabra; Dios dijo: “Yo te hice un padre de naciones”. Él había estado esperando todos esos años, al grado que ya tenía cien años de edad, ciento catorce años de edad. “Y aquí está el muchachito ahora, y la única evidencia que tú tienes que Yo cumpliere Mi Palabra, sube allá y destrúyelo. Yo todavía te voy a hacer un padre de naciones por medio de este niño”.

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Miren, Dios dijo: “Lleva a ese muchachito, llévalo allá arriba del monte”.
Miren, ¿quieren saber si Abraham era o no un hombre joven? Él viajo tres días de camino con el muchacho, con la leña, con el siervo y el asno. Miren, cualquier hombre, un hombre ordinario... Yo solía patrullar líneas de alta tensión, solía caminar cuando yo era un guardabosque; y puedo caminar fácilmente treinta millas al día. Y tenemos lo que llamamos “vehículos a gasolina”. Pero aquellos hombres, su único medio de transporte era a pie, o cabalgar en un asno. Y allí estaban ellos con un asnito lento; y nosotros lo podemos superar caminando. Y allí estaba él, a tres días de camino, y luego alzó su cabeza y vio el monte todavía a lo lejos. Él debe haber estado como a unas cien millas alejado de la civilización, muy metido en el desierto. Miren, escuchen, y fíjense bien.

Entonces él tomó la leña y la puso sobre la espalda de Isaac, la cruz, el Hijo de Dios años después. E Isaac cargó la leña hasta arriba del monte, en la que él se iba a acostar para un sacrificio. ¡Tipificado de antemano! Si Dios tipificó eso de antemano al pie de la letra, mujer de Lot, no voltees y mires atrás hacia las cosas del mundo. Todos esos tipos y sombras son perfectos. ¿Ven? Acuérdense de Eva. Acuérdense de la mujer de Lot. Acuérdense de Lot mismo. Uds. hombres. Recuerden que Adán cedió ante su esposa; Lot, de la misma manera. Tengan cuidado. Yo sólo les estoy diciendo a Uds. como un hermano. Es más tarde que lo que piensan. Fíjense bien, el pequeño Isaac subiendo el monte. Y él se puso sospechoso. Él miró alrededor, y dijo: “Padre mío”.
Y él dijo: “Heme aquí, hijo mío”.
Él dijo: “He aquí la leña. Y he aquí todo el... todo, el fuego; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?”
Escuchen a ese anciano padre, sin un temblor en su voz, él dijo: “Hijo mío, Dios proveerá para Sí mismo el holocausto”. Su único hijo yendo al matadero, pero sin embargo ese corazón fiel había sabido que Dios no pude mentir.
¡Esa es la Simiente de Abraham hoy en día! “¿Cómo puede ser, hermano Branham?” ¡Dios proveerá para Sí mismo! “¿Cómo lo va hacer Él?” Yo no sé. Pero, ¡Él es Jehová-Jireh!

Subió arriba del monte, rodó las piedras. Puso la leña sobre las piedras, y la encendió con el fuego. Dijo: “Isaac, hijo mío, date la vuelta”. Él tomó la cuerda de alrededor de la cintura y sus pies. Isaac, obediente, como lo fue Cristo hasta la muerte. Lo acostó sobre piedra. Extendió su mano hasta su funda y sacó el cuchillo grande; y lo afiló unas cuantas veces, mirando hacia arriba al cielo.

“Él tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció sabiendo que lo había recibido como uno de entre los muertos; plenamente convencido que si Dios lo dijo así, para que él lo hiciera, Él lo podía levantar de entre los muertos”. Ese es Abraham, y esa es su Simiente después de él. Si esa fue la simiente natural, ¿qué debería ser la Simiente real? ¡No dudando! Lo que Dios dice, ¡Dios lo hará! Sabiendo que él estaba plenamente convencido que lo que Dios había prometido Dios era poderoso para hacerlo.

Afiló el cuchillo; los ojitos oscuros de Isaac observaban ese cuchillo filoso a medida que pasaba sobre la piedra. Extendió su mano; quitó sus rizos de su cara, haló hacia atrás su pequeña barbilla. Levantó su mano, las lágrimas corriendo por su cara así sabiendo, ¡y él no dudó de la promesa de Dios! ¡Levantó su mano para degollar a su propio hijo! Y cuando lo hizo, la voz de Dios lo llamó, y le agarró la mano, dijo: “¡Abraham! ¡Abraham, detén tu mano! Yo sé ahora que tú me amas”. ¿Qué estaba Él haciendo? Dando un testimonio a la Simiente de Abraham después de él. “¡Detén tu mano, no le hagas daño a este muchacho! Yo sé que me amas”.

Y en ese momento, Abraham oyó algo detrás de él. Y miro, y allí estaba un carnero (ese es una oveja macho) trabado por sus cuernos en los zarzales y arbustos. Y Abraham fue y agarró el carnero, y lo mató, en lugar de su hijo. ¿De dónde provino ese carnero? Él estaba a cien millas de la civilización. Pues, las bestias salvajes lo hubieran matado si hubiera estado allí en lo remoto. Seguro que sí. Es un animal doméstico. ¿De dónde vino? Y, aparte de eso, él estaba muy arriba en la cumbre del monte, donde no hay grama ni agua. Y Abraham recogió piedras todo alrededor de donde estaba, para edificar el altar. ¿De dónde vino? No fue una visión; sangró. Una visión no sangra. ¡Aleluya! ¡Jehová-Jireh se había provisto Él mismo un sacrificio!

Cuando Dios es tomado en Su Palabra, Él es capaz de proveer todo lo que Él necesita. Dios, Jehová-Jireh, todavía es Jehová-Jireh. Esta noche Él ya tiene provisto un sacrificio. Tiene provista una Iglesia. Él tiene provisto un Mensajero, el Espíritu Santo. Él está aquí ahora, Jehová-Jireh. El Señor se ha provisto Él mismo una Biblia, un Espíritu, una Iglesia, un Mensaje, un mensajero. Y la hora está aquí ahora para que la Iglesia sea raptada y llevada al Hogar. Jehová-Jireh proveerá los medios para sacar a esa Iglesia de este mundo, al transformar estos cuerpos débiles nuestros, y llevárselos a la Gloria. ¡Jehová-Jireh! ¿Cómo será, en un día moderno como en el que estamos viviendo, en que estas cosas se cumplirán?

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  La Escritura Dice...

Entonces alzó Abraham sus ojos, y miró, y he aquí un carnero á sus espaldas trabado en un zarzal por sus cuernos: y fué Abraham, y tomó el carnero, y ofrecióle en holocausto en lugar de su hijo.

Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.

Génesis 22:13-14


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